Biblioteca de sombras

Jeannete L. Clariond: Premio Juan de Mairena 2014

Ernesto Lumbreras

 

De las múltiples y nutricias lecciones del Juan de Mairena de Antonio Machado quiero recordar este relámpago de cordura escrito en un momento de tempestades y de lloviznas vanguardistas: “En todo cambio hay algo que permanece, es decir, que no cambia. Esto es lo que solemos llamar substancia.” En las palabras del sevillano resuena el famoso verso de Quevedo sobre la permanencia de lo fugaz, ese relevo en el tiempo y en el espacio de lo que no quiere morir, horacianamente, del todo. Con estas palabras liminares deseo presentar a la poeta, traductora, editora y narradora Jeannete L. Clariond a la que conocí, si la memoria no me juega una mala pasada, vía el poeta tapatío Ricardo Yáñez y el poeta regiomontano Óscar Efraín Herrera a finales del milenio pasado, en Monterrey. Poco tiempo después, en el 2003, Luis Cortés Bargalló publicó, en el sello Hotel AmbosMundos, su libro Amonites que presentaríamos en la Casa del Poeta. Las cuartillas que escribí en aquella ocasión se publicarían en la revista tapatía Parque Nandino; en sentido estricto, los poemas de dicho volumen fueron mi entrada a su escritura: ventanas abiertas a la noche siempre transfigurada. Tengo marcado en mi ejemplar —intuición para una correspondencia futura— este verso suyo: “La poesía es destierro al origen”.

Cuando reseñé para la revista La tempestad su publicación más reciente, Cuaderno de Chihuahua, no revisé mis notas ni mis subrayados de Amonites y hasta ahora caigo en cuenta sobre la renovada obsesión de la poeta nacida en Chihuahua en torno al origen, es decir, a las distintas implicaciones de dicho vocablo: inmersiones a lo oscuro y a lo entrañable, reconstrucciones de la sangre y de su venero.

Entre la publicación de esos títulos nuestra homenajeada hizo su aparición como traductora de Alda Merini, Primo Levi, Charles Wrigth, W.S. Merwin y, recientemente de Anne Carson, además de lanzar en España el sello Vaso Roto especializado en poesía y en teoría poética que en muy poco tiempo se convertiría en un referente obligado en los dos continentes de la lengua castellana con un catálogo exigente y de innumerables revelaciones. Con los atributos de una obra lírica y narrativa personalísimas y en ascenso, amén de su constante y riguroso trabajo de traductora y de editora, a mis compañeros del Consejo del Verano de la poesía de la Universidad de Guadalajara, Carmen Villoro, Luis Armenta Malpica y Víctor Ortiz Partida nos convenció el amplio perfil de nuestro ahora premio Juan de Mairena 2014. En la labor literaria y editorial de Jeannette Clariond observamos, aquí y allá, esa sustancia —ora hechizada como una coz de mulo, ora rotunda como un arcoíris— que señala Machado a través de la voz de su mentor, esa sustancia primigenia que permanece después de los avatares y de las prisas de lo que huye, lo que se queda aquí y funda el reino de la  memoria y del origen.