Los momentos del agua, Editorial Calamus, México, D.F., 2007, con el apoyo de CONCULTA e INBA.
Historia
¿Quieres que te hable de mí,
de las piedras pulidas,
de mis abuelos,
de la historia de una redención,
del árbol de la permanencia?
Déjame volver al agua para recobrar la quietud
que tus ojos resguardan.
Nací abrazada a un dolor
de extendidas raíces
cuya verdad es mi vida.
Ese antiguo dolor me sostiene.
Oro es el pez
Pez desplazando lo oscuro, la realidad
única, la
realidad.
No el número
sino el oro del número
busca la arena de Pitágoras:
luz pensando lo que la poesía
en el agua encuentra.
Un torso
entre delgados dedos de coral,
la fría corriente que desciende
hacia el sonido veloz de los peces,
hacia nada, hacia
el cielo infinito
del árbol.
Mi Hermana
Pasaba las horas recostada en el sofá, ella
era lluvia y cascada del alero.
Subía el volumen para no oír los pasos
fatigados en el pasillo.
Ella sabía correr y llenar de aire sus pulmones,
hundirse cuatro metros bajo el agua
hasta obtener altos trofeos de bronce.
Alguna vez pensé lo peligroso que es detener largos minutos el aliento,
llegué a creer que desaparecería para siempre.
Vivía la ilusión del no regreso: sumirse por debajo del nivel,
unos centímetros más abajo del nivel. Nadie se siente bien a la intemperie siempre.
Para permanecer es necesario el descenso.